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La vida y otros cuentos

Escapada a Oporto, Braga y Guimarães

21 comentarios

Después de un verano viajero, lo finalizamos con una escapada a Oporto visitando también Braga y Guimarâes. Portugal, un país tan cercano, geográficamente, pero que aún no conocíamos.

Día 1.- Salida a Oporto

Llegamos al aeropuerto, donde ya estaba el grupo y el guía que nos iba a acompañar durante todo el viaje. Salimos, puntualmente, con mucha ilusión por conocer el país. Nos sorprendió la poca duración del vuelo. Fue muy agradable ver, desde la ventanilla, las nubes como si fueran algodón y el paisaje con las casas cada vez más cerca.

Aterrizamos en el aeropuerto con algo de nubes y restos de lluvia. Nos estaba esperando el autocar para hacernos una visita panorámica por la ciudad de Oporto, dándonos el guía una explicación general de la ciudad por donde íbamos pasando. En todo momento, fuimos bordeando la ribera del río Duero desde su desembocadura en el mar. Durante el trayecto, nos fue cautivando la ciudad con lo que íbamos viendo. En una de las rotondas que cruzamos, se encontraba la estatua ecuestre de D. Joao VI Rey de Portugal durante los años 1816 a 1822. Seguimos por la ribera contemplando los puentes que tiene Oporto hasta llegar al otro lado de la ciudad donde íbamos a estar alojados, Vila Nova de Gaia. Está enfrente de Oporto, separada por el río Duero y conectada por el icónico puente D. Luis I.

Una vez alojados en el hotel, el guía nos indicó varios sitios donde poder ver la puesta de sol, tan famosa, desde este lado del río Duero. Dejamos el equipaje y nos fuimos paseando a conocer esta pequeña ciudad. Fue un recorrido precioso contemplando Oporto desde el otro lado. Subimos a la plaza donde se encuentra el Monasterio de la Sierra del Pilar desde donde vimos unas panorámicas preciosas. Después de pasear por allí y admirar sus paisajes, bajamos al hotel para la cena.

Tenemos una anécdota muy bonita, para el recuerdo, de una agente de turismo que hace fotos a los turistas sin darnos cuenta. Nos hizo algunas que nos regaló.

El restaurante del hotel y la cena nos sorprendió gratamente por su calidad y buen ambiente.

Día 2.- Braga y Guimarâes

Después de coger fuerzas en el hotel con un desayuno estupendo, así como sus buenas instalaciones y la amabilidad del personal, nos estaba esperando el autocar, con el guía, para ir a conocer las dos ciudades. Durante el trayecto, el excelente guía que hemos tenido durante toda la duración del viaje, nos fue contando la historia de la primera de las dos que íbamos a visitar, Braga. Es la tercera ciudad más poblada de Portugal, conocida por sus numerosas iglesias. Ha sido el corazón religioso del país. Fue la sede de los primeros obispos y el lugar donde se consagró la primera catedral portuguesa. Se cree que los romanos construyeron la ciudad en los años 15-16 A.C. con el nombre de Bracara Augusta. Fue una importante ciudad comercial, beneficiándose, por su posición geoestratégica, del tráfico marítimo que unía a diversos centros productores del Imperio Romano. Se asentaron artesanos y talleres especializados de cerámica, producción de vidrio, fundición de bronce, oro y hierro. En el año 388 se fundó el Obispado de Bracara, convirtiéndose Paterno en el primer Obispo. El primer lugar donde nos dirigimos al llegar fue al enclave religioso más espectacular del norte de Portugal: El santuario de «El Bom Jesús do Monte». Esta iglesia, del año 1784, es famosa por su magnífica escalinata barroca en zig zag, formada por diecisiete rellanos con fuentes, estatuas y decoración dedicada a varias temáticas: La vía Sacra, los Cinco Sentidos, las Virtudes y el Terreiro de Moisés. Desde la cima se puede contemplar toda la ciudad con unas vistas impresionantes. Al lado de la iglesia se encuentra una cueva, preciosa, que más que natural parece un decorado artificial.

Después de disfrutar de este monte y el paisaje tan bello, nos dirigimos a otro santuario, el de Nuestra Señora de Sameiro, uno de los lugares de culto más visitados del país. Se encuentra en la cima del monte del mismo nombre a 566 metros de altitud. Su fundación se debe a Martinho Silva, presbítero de la archidiócesis de Braga, que dinamizó el culto mariano a partir de la década de los sesenta del siglo XIX. El 8 de diciembre de 2004, el Papa Juan Pablo II concedió al santuario la «Rosa de Oro» en reconocimiento por importantes servicios prestados a la iglesia o a la sociedad. Por ello, en este santuario se encuentra su reliquia, de primer grado, «gota de sangue».

Desde la cima de este santuario hay unas impresionantes vistas de Braga.

Después de tanta belleza, vamos hacia el centro de la ciudad donde se encuentra la plaza de la República. Ha tenido diferentes nombres a lo largo de la historia, como «Campo das hortas» por su proximidad a los huertos y más tarde, en el año 1715, pasó a llamarse «Praça Nova» tras tener diversos cambios arquitectónicos. Es un punto de encuentro con mucha vida, como toda la ciudad. En sus alrededores podemos ver una diversidad de estilos arquitectónicos que parece que retrocedamos en el tiempo. Preciosa ciudad, la más antigua de Portugal, con un legado medieval y barroco. Desde allí, vamos paseando hacia la iglesia de la Santa Cruz, otro ejemplo de estilo barroco, situada en la plaza Largo Carlos Amarante frente al hospital de Sâo Marcos. Tiene una fachada espectacular, gran obra del siglo XVII, de estilo barroco manierista con detalles de piedra labrada. Se construyó por orden del fundador de la Cofradía de la Santa Cruz, Jerónimo Portillo.

La plaza tiene unas bonitas letras con el nombre de la ciudad y unos jardines muy bien cuidados que se convierten en un placer para la vista.

Paseando por esta bella ciudad llegamos al jardín de Santa Bárbara que se encuentra en pleno centro, al lado del Palacio Episcopal. La construcción original de este Palacio se inició en el año 1336 bajo el arzobispo D. Gonçalo Pereira. A lo largo de los siglos, el palacio experimentó numerosas renovaciones, reflejando los estilos arquitectónicos cambiantes y el creciente poder de los arzobispos. El ala norte, construida entre los años 1545 y 1549, muestra el estilo renacentista, mientras que el ala oeste, edificada en 1594 refleja la influencia manierista. Una de las característica más llamativas del palacio, es el ala barroca añadida entre los años 1740 y 1750 por el arzobispo D. José de Bragança. El jardín, con una vegetación perfectamente cuidada, es un oasis de paz aislando el bullicio de la ciudad. Un espacio precioso para pasear por él y disfrutarlo.

Conocer Braga ha sido una experiencia maravillosa que estamos descubriendo por cada rincón que visitamos. De Braga a Guimarâes son solo 18 kilómetros de distancia y la comida, en un restaurante típico con vino verde incluido, otro descubrimiento que nos ha encantado. El vino verde de Portugal se produce en la región demarcada del Vinho verde, que incluye las regiones del Duero y del Miño en esta zona norte de Portugal. Después de la comida, nos dirigimos a la ciudad, a pie, para conocerla. Guimarâes es la ciudad donde nació Portugal. Su historia se remonta a la edad del cobre. El encanto medieval de su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hace de ella una ciudad especial. Se considera la cuna de Portugal y en ella nació Alfonso Henríquez, quien estableció en el año 1139 el reino de Portugal y se proclamó su primer rey: Alfonso I de Portugal. Nos dirigimos caminando hacia el Castillo de Guimarâes que se remonta al siglo X y fue construido para proteger a los monjes de un monasterio cercano de los ataques musulmanes. Está considerado como una de las siete maravillas de Portugal.

Desde allí, seguimos nuestro paseo para llegar a la plaza donde se encuentra la entrada al palacio de los Duques de Bragança. En esta plaza se erige la imponente estatua de bronce, sobre un pedestal de piedra y varios escalones, del primer rey de Portugal, Alfonso Henríquez.

Llegamos paseando por las estrechas callejuelas empedradas, como la Rua de Santa María, la calle más antigua de Guimarâes, a la Plaza Largo da Oliveira, en pleno casco histórico de la ciudad. Nos sorprendió su majestuosidad, de traza medieval, con edificios de altos balcones, con fachadas de colores y soportales que nos recordó a ciudades del norte de España. Es famosa por su árbol de olivo y en ella también se encuentra el Ayuntamiento antiguo, de varios estilos arquitectónicos. Muy concurrida, con muchas terrazas, es un lugar ideal para pasear y conocer la historia de esta maravillosa ciudad.

Un día espectacular conociendo verdaderas joyas de arte en estas ciudades con tanta historia y tan bien conservadas. Llegamos al hotel y nos dio tiempo a echar una partida al Rummykub antes de cenar.

Día 3.- Oporto

De buena mañana, ya nos está esperando el autobús, con el magnífico guía que nos acompaña, para cruzar el puente, dejarnos en la ciudad y comenzar a hacer la visita a pie. Oporto, según nos va contando el guía , es una ciudad antigua y de trabajo que cuenta con un amplio patrimonio histórico, aunque en las últimas décadas ha sido sometida a una amplia modernización. La leyenda cuenta que Cale fue el primer nombre que tuvo Oporto. Era un pequeño asentamiento que ya conocían los griegos, situado en la orilla izquierda del río Duero, cerca de su desembocadura. Se sabe que tenía muy malas condiciones para la navegación y los romanos trasladaron la ciudad a otro lugar donde se pudiera construir un puerto. Durante las invasiones bárbaras, Cale pasaría a control suevo. Hacia el año 417 los alanos invadieron el territorio de los suevos, empujándolos hacia la orilla derecha del Duero donde hoy se sitúa Oporto. Tras la conquista musulmana de la península ibérica, Oporto fue reconquistada y poblada por la nobleza gallega desde el año 868. En esta región fue establecido el Condado Portucalense que perteneció al reino de Galicia, dependiente a su vez del reino de León. La diócesis de Oporto fue restaurada definitivamente en 1112-1114, con la llegada desde Compostela del obispo Hugo. En 1123 se fundó oficialmente la ciudad de Oporto. El Condado se independizó dando lugar al reino de Portugal en 1139 y Alfonso Henríquez fue el primer rey independiente de Portugal. El centro histórico de la ciudad fue declarado, en el año 1996, como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Comenzamos la visita en la plaza de la Batalha, una de las más emblemáticas de la ciudad y punto de partida de la calle más popular de Oporto, Rua Santa Catarina. Se llama así porque fue donde se libró la lucha entre los habitantes de Oporto y las tropas de Almanzor. Es una plaza muy concurrida con mercadillo de numerosos objetos de corcho, ya que Portugal es el productor más grande del mundo de corcho. Muy cerca está la iglesia de San Ildefonso de estilo barroco, construida entre los años 1724 y 1730

Un día fantástico, con muy buena temperatura, que nos invita a pasear por la ciudad llegando a la Rua Santa Catarina donde se encuentra el icónico café Majestic. Este café fue fundado durante la Belle Époque, en 1921, con el nombre de Élite, pero al año siguiente le cambiaron el nombre a Majestic. Lugar de encuentro de intelectuales, artistas y turistas.

Continuamos caminando por las calles quedándonos gratamente impresionados, todos los que componemos el grupo, por sus fachadas de bonitos colores y una gran variedad de composiciones de azulejos, hasta llegar al Mercado del Bolhao. Es uno de los principales mercados de Oporto y ofrece una gran variedad de frutas, pescado local y hasta puestos de flores.

Desde allí, nos dirigimos a la avenida de los Aliados. Es para los «tripeiros» como la plaza mayor de la ciudad. El sobrenombre «tripeiro» es como se conoce a los nacidos en Oporto. El guía nos va explicando el origen de este apodo. En el año 1414 el rey Joao decidió organizar una expedición secreta a Ceuta para conquistar la ciudad. Para ello, se necesitaba una armada fuerte, por lo que sus dos hijos, Enrique y Pedro, navegantes, construyeron una naves para poder llegar. Todo Oporto se volcó en el proyecto. Mientras muchas personas trabajaban duro para la construcción de los barcos, otras preparaban provisiones para una flota abundante. Regalaban gran parte de lo que tenían, sobre todo la carne, que tras ser limpiada y salada, la almacenaban en los barcos. Cuando la flota zarpó, a los habitantes de Oporto, solo les quedaron los despojos, es decir, los callos y así nació el plato «tripas a moda do Porto», uno de los platos más conocidos de Portugal y con él llegó el apodo de «tripeiros» para los habitantes de la ciudad de Oporto, que lo aceptaron con honor y orgullo. Este apodo se utiliza mucho más que la propia palabra «portuense». Toda una historia muy interesante que nos gustó mucho conocerla.

En la zona norte de la Avda. de los Aliados se encuentra el imponente Ayuntamiento de Oporto. Es una avenida muy hermosa donde se hacen todas las fiestas y la de la Noche de San Juan, en especial. Es el corazón de la ciudad con unos edificios muy emblemáticos.

Caminando, llegamos a la plaza donde está la fuente de los Leones, lugar en el que se encuentra el Rectorado de la Universidad. Es el punto central de la vida estudiantil y homenaje al matemático Gomes Teixeira el primer rector de la Universidad. En un lateral de la plaza se encuentran las iglesias del Carmen y de los Carmelitas, separadas por la casa más estrecha de la ciudad. La iglesia del Carmen nos sorprendió por su arquitectura barroca rococó del siglo XVIII y su gran mosaico de azulejos. La iglesia de los Carmelitas es 140 años más antigua y es de arquitectura barroca manierista. Dos maravillas arquitectónicas muy bonitas de ver.

Cerca de la Torre de los Clérigos, que visitamos a continuación, se encuentra la Librería Lello, famosa en todo el mundo por su belleza interior. Se dice que en esta librería se rodaron algunas escenas de Harry Potter, pero la librería no aparece en ninguna de sus películas. Sí que la autora, J.K. Rowling, vivió durante algún tiempo en la ciudad y pudo inspirarse en ella para crear la librería ficticia del callejón Diagon. Nos paramos delante de su bonita fachada, ya que entrar al interior es imposible, debido a la multitud de personas que hacen fila para visitarla. Nos explica el guía que fue inaugurada en el año 1906 por los hermanos José y Antonio Lello. Desde su inicio es un símbolo cultural, refugio para los amantes de la literatura.

Continuamos con la visita para ir a la Torre de los Clérigos, un icono de la ciudad. Campanario de estilo barroco del siglo XVIII, hecha en mármol y granito, forma parte de la iglesia de los Clérigos y fue financiada con los fondos de la Hermandad de los Clérigos Pobres, que hicieron de la iglesia adyacente su residencia. Está ubicada en el punto alto de la ciudad y considerada como la construcción religiosa más alta de Portugal.

Desde allí bajamos hacia la estación de San Benito por unas calles llenas de encanto . La estación de Sâo Bento, San Benito (en español), fue construida sobre las ruinas de un antiguo convento de monjas a finales del siglo XIX, aunque su inauguración oficial se realizó en 1916. Cuando entramos al recinto, vemos sus impresionantes paredes cubiertas de azulejos y nos damos cuenta que estamos ante una de las estaciones más hermosas de Europa. Es una de las más transitadas de Portugal, ya que de allí salen trenes de cercanías y hacia otras localidades del país.

Salimos maravillados de lo bonita que es la estación y nos vamos hacia la catedral de Oporto en la parte más alta de la ciudad. Es el edificio religioso más importante de la ciudad. Su origen se remonta al siglo XII cuando empezó su construcción en estilo románico. Su aspecto exterior es clara muestra de ello, pero las obras se prolongaron hasta el siglo XIII, por lo que también tuvo elementos góticos, aunque está considerada como barroca por las sucesivas reconstrucciones que tuvo y se añadieron muchos elementos propios del barroco. En el centro de la plaza de la catedral hay una columna, pelourinho, (en portugués), que según la leyenda es como las que utilizaban para colgar a los ajusticiados. Esta columna, según nos cuenta el guía, nunca fue utilizada para eso porque fue instalada a mediados del siglo XX con el único fin de «decorar» la plaza. Desde allí, hay unas vistas maravillosas de diferentes zonas de la ciudad. Detrás de la catedral está el Palacio Episcopal, otra de las joyas artísticas de Oporto. Construida en estilo barroco en el siglo XIX, fue antiguamente la sede de la Cámara de Oporto y es la residencia de los obispos de la ciudad.

La ciudad de Oporto nos ha cautivado por su historia, su arquitectura y sus calles llenas de vida. Volvemos a comer al hotel para esta tarde hace el crucero por el río Duero.

Después de comer, en el hotel, damos un paseo por sus instalaciones viendo lo bonito que es y lo bien cuidado que está. La piscina es muy agradable aunque no hemos podido disfrutar de ella porque la temperatura no acompañaba demasiado para bañarse. El paso por el que se accede a ella nos sorprende, ya que es una bodega abierta con botellas de vino de oporto de diferentes cosechas en los laterales. Muy original.

Comenzamos la tarde llegando a la ribeira de Oporto de donde salen los barcos para hacer el crucero por el río Duero hasta la desembocadura al mar. Una zona muy animada con muchos puestos de regalos y sobre todo de artículos de corcho. El guía nos explica que se llama «crucero de los 6 puentes» la atracción más popular de la ciudad. Embarcamos a bordo de un «rabelo» barco tradicional y comenzamos desde el puente D. Luis I, pasamos por el puente Arrábida hasta el puente Freixo en el extremo este de la ciudad. También cruzamos el puente Infante D. Enrique, construido en el año 2003, el puente de hierro María Pía, diseñado por el mismo arquitecto que hizo la Torre Eiffel y el puente Sao Joao. Podemos ver, desde el barco, murallas fernandinas que se crearon en el siglo XIV, en plena Edad Media y hoy, todavía, se conservan algunas. Un paseo muy bonito con vistas muy bellas de las dos orillas de la ciudad.

Cuando desembarcamos en la ribeira, nos quedamos por allí a dar un paseo, visitar la famosa «Casa do sardinha portuguesa» y ver una de las bodegas que tienen en la ciudad. Pasamos el puente que cruza al otro lado de la ribeira para tomarnos un delicioso batido en un café de la otra orilla. Esta bonita tarde es la culminación de un día precioso conociendo Oporto y enamorándonos de la ciudad.

Día 4.- Oporto (día libre)

Comenzamos este día libre con un buen desayuno subiendo al tren turístico gratuito que tiene el hotel para cruzar el puente que nos lleva al centro de la ciudad. Un vez allí, en la plaza de la Batalha, vamos hacia la rua Santa Catarina, que ayer solo la vimos de paso y hoy queremos caminar por ella y conocerla bien. Es una calle peatonal, con la zona comercial más importante de la ciudad. Está repleta de tiendas, restaurantes, música en la calle y muy concurrida. Nos dirigimos al café Majestic que ayer solo pudimos verlo desde fuera, donde nos tomamos unos zumos y el «pastéis de nata», postre típico portugués que en esta ciudad se ha convertido en una delicia gastronómica. Nos encantó. Fue un rato muy agradable en el que visitamos también el interior del café descubriendo un patio muy hermoso. Seguimos caminando por esta calle tan llena de vida con mucha gente y multitud de tiendas. El bordado es una artesanía típica de Portugal y en Oporto encontramos una tienda, Ricami Verónica, con bordados de muy buena calidad que adquirimos de recuerdo. Subimos al hotel para comer y, de nuevo, en la tarde, volver a seguir disfrutando del ambiente.

Ya, en la tarde, descubrimos la iglesia Capela das Almas, muy reconocida por la ciudad de Oporto por su llamativa fachada de azulejos blancos y azules. Construida durante el siglo XVIII, es de estilo neoclásico y la decoración con azulejos se incorporó a comienzos del siglo XX, concretamente, en el año 1929. Nos gustó tanto el «pastéi de nata» que por la tarde repetimos en la «casa Manteigaira», una cafetería en la que hacen este exquisito dulce y donde pasamos un rato muy agradable. Desde allí salimos para el hotel donde nos estaba esperando la cena de la última noche de este viaje tan bello.

Día 5.- De vuelta a España

Finaliza ya este bonito viaje. Después de desayunar, nos recoge el autocar para llevarnos al aeropuerto de Oporto. Mención especial para el excelente guía que hemos tenido durante todo el viaje y que nos sigue acompañando hasta Madrid. Un profesional de diez.

Nos ha encantado el país que hemos descubierto. ¡¡¡ Volveremos!!!

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Autor: marylia4

Madrileña, aficionada a escribir, socialista, cinéfila, amante de la música, cocinitas, inquieta, decidida, curiosa por la vida..... y otros cuentos.

21 pensamientos en “Escapada a Oporto, Braga y Guimarães

  1. Avatar de Paseando de nuevo por la vida

    Esa parte de Portugal no la conocía, y me lo anoto. Me das envidia amiga 🥰🥰🥰☕☕

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  2. Avatar de Paseando de nuevo por la vida

    Me toca justo dentro de un mes así que todavía sigo sano jajaja

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  3. Avatar de azurea20

    Completísimo reportaje. Muy bonito. Enhorabuena por disfrutar de la vida. ?????? ________________________________

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  4. Avatar de unmardecuento

    Portugal es un país muy agradable de visitar, tanto en el norte como en el centro o el sur. He estado varias veces, y nunca me importa volver.

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  5. Avatar de POETAS EN LA NOCHE

    Querida Marylia, ese es un viaje contado con tanto detalle y cariño que dan ganas de hacer la maleta y seguir vuestros pasos. Portugal queda en el corazón con cada palabra.
    Un fuerte abrazo y gracias! 🤗 🌷

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  6. Avatar de POETAS EN LA NOCHE

    Seguro que sí, me encantará y además ya con lo que tú me has adelantado, aún más.
    Un besito🥰🌷

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  7. Avatar de Julio González Alonso

    Oporto, junto con Piodao y otras localidades, fue una experiencia estupenda. Me ha encantado volverla a recordar. En el enlace te dejo la visita a la ciudad del Duero. Espero que te guste:

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    • Avatar de marylia4

      Muchas gracias por tu visita y tus palabras. Cuanto me alegro que te haya servido para recordar tu bonita experiencia. Igualmente por el enlace que seguro me va a encantar. Ya te contaré. Un abrazo.

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  8. Avatar de barbaragarciacarpi

    ¡Magnífico relato!!! Espero ir pronto a Oporto; mi hijo vino encantado. Muchas gracias, Marylia. Un abrazo bien grande.

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  9. Avatar de Lincol Martín

    Qué viaje tan bien contado y lleno de detalles. Da gusto acompañar tu recorrido por Oporto, Braga y Guimarães y sentir cómo cada lugar te sorprendió con su historia, su belleza y esas pequeñas anécdotas que hacen especial cada paso. Se nota cuánto disfrutasteis la experiencia. ¡Un placer leerte!

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