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La vida y otros cuentos

Vecino enamorado

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Cuando vi la expresión de los ojos de Antonio al mirarla, descubrí que estaba enamorado de ella. A mí nunca me había mirado así.
Estamos juntos desde…. ni me acuerdo. Formamos un buen equipo, nos gustan las mismas cosas, tenemos caracteres afines y sin pensarlo demasiado, un buen día de hace muchos años, decidimos compartir nuestras vidas.
En el rellano del piso en el que vivimos no teníamos vecinos hasta que hace dos meses vino a vivir una pareja, Estrella y Vicente, con su hijo. Ella, una mujer guapa, joven, con unos ojos color miel muy expresivos y él un hombre rayando los sesenta, muy atractivo, alto, con un cuerpo muy estructurado y de muy agradable conversación.
En seguida comenzamos a tener contacto, ya que Vicente, por su trabajo, pasaba semanas fuera de casa y nosotros estábamos dispuestos a ayudar a Estrella en lo que pudiera necesitar. En alguna ocasión, hemos hecho de «canguros» o Antonio ha hecho de «manitas» cuando lo han necesitado.
Poco a poco empezamos a intimar y a tener cada vez más relación con nuestros vecinos. En los momentos en los que estaba Vicente en casa, cualquier disculpa era buena para reunirnos. Me gustaba mucho hablar con Vicente, un hombre muy culto del que siempre aprendía algo. Podía estar horas escuchándole sin perder un ápice de interés. Con estas reuniones conseguimos tener un trato cercano y siempre que disponíamos de tiempo, organizábamos encuentros en su casa o en la nuestra.
Y sin darme cuenta, Estrella empezó a estar muy presente en el día a día de Antonio. Según me contaba, coincidían a menudo en el portal cuando ella llegaba del trabajo. En ocasiones, se retrasaba y me decía que se había encontrado con Estrella y habían estado hablando durante bastante rato de cosas que, en aquel momento, no me interesaban demasiado.
En aquellos momentos, no podía imaginar lo que estaba sucediendo entre Estrella y Antonio, hasta que hace unos días, estando los tres en casa, vi la mirada de los dos cruzarse. Fue algo fugaz, pero me sentí como una extraña entre ellos. En ese instante, entendí las justificaciones que ponía para madrugar; también entendí su buena disposición a bajar la basura todos los días cuando, antes de conocerla, detestaba hacerlo; simplemente eran excusas para encontrarse con ella. Han sido cambios sutiles que se han ido produciendo, poco a poco, sin llamar la atención, y ahora, al ver esa mirada, de repente, ha ido pasando por mi cabeza, como una película, toda la relación desde el inicio.

Tendré que preguntarle a Antonio si se ha dado cuenta de cómo nos miramos Vicente y yo.

 

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Autor: marylia4

Madrileña, aficionada a escribir, socialista, cinéfila, amante de la música, cocinitas, inquieta, decidida, curiosa por la vida..... y otros cuentos.

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